Nota: Cualquier analisis sentimental resulta estúpido contrastado con cualquier analisis de razón. La razón no son los sentimientos y los sentimientos nunca tienen razón.
23 abril 2011
Sábado a la madrugada (02:12 de la madrugada) yo cierro los ojos, levanto la vista y veo tu cara, y no estás ahí pero sonreís. Y sos tan dolorosamente hermoso cuando sonreís. Y si estás enojado, tu cara me causa gracia. Y si estás llorando, el mundo se cae con tus lágrimas. Y si estás apático, todo estalla en armonía. Pero la verdadera magia es cuando sonreís, porque acabo de olvidar el truco, acaba de desaparecer el conejo blanco en una galera negra y no tengo la menor idea de como ha sucedido. Y quisiera que estés acá para recordarlo juntos, y que puedas sentir mi dolor y puedas percibir el amargo picor de tu ausencia, y los vasos cayendo y la luna estrellándose y la sangre goteando y el humo subiendo y Die, die, my darling sonando. Y las palabras vacías y los abrazos falsos y las palmadas en la espalda y las flores en la tumba y los pájaros volando y toda este desastre junto, arremolinándose, cubriéndote, ahogándote y toda la incógnita, todos los "por qué mierda, Martín", todos los pasos a seguir, la negación y luego la aceptación, y todo yéndose por el desagüe sin nada a que aferrarse, nada a lo que sujetarse en el abismo, ninguna mano extendiéndose, solamente espaldas a tu vista, un maldito "te metiste en esto solo, ahora salí solo". Pero, ¿sabés? No tenía porque ser así. Porque a mí me ahoga, porque a mí me droga, porque a mí me quema, porque a mí me arde, porque a mí me corta, porque a mí me asfixia, porque para mí es jodidamente insoportable, ¿no podés verlo? ¿No podés sentirlo cuando yo lo siento? Porque la soga que usaste también aprieta a los que dejaste acá.
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