No quiero, no puedo, no debo ofrecerte sal por oro. No soy ella, y yo lo sé muy bien. Vos también lo sabés. No estoy, ni en lo más mínimo, a su altura. No puedo compararme, no soy suficiente. Ella podría pasar por alguien perfecto, sin embargo yo, yo soy... solamente ésto. Ésta cosa imperfecta, esta cosa rota, histérica, anti estética, horrible, difícil de tragar. Cómo te extraño, y cómo me odio por alejarte. Cómo te odio por hacerme caso. Daría lo que sea por verte. Todavía no sé muy bien para qué, porque eso no cambiaría nada. Seguiría siendo la muñeca que nadie quiere. Y eso, en sí, no es un problema. El problema es que es él el que no me quiere...
Hoy amaneció y tenía el mar frente a mí, lo sentí todo tan... virginal, pacifico, dentro del caos que soy yo. Pensé que tengo que aprender a convencerme de que llorar está bien.
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