Nota: Cualquier analisis sentimental resulta estúpido contrastado con cualquier analisis de razón. La razón no son los sentimientos y los sentimientos nunca tienen razón.

17 abril 2011

Se enamoró como se enamoran siempre las mujeres inteligentes: como una idiota. Entonces lo dotó de una inteligencia deslumbrante, una virtud de ángel y un talento de artista. Su cabeza lo miró de tantos modos que en doce días creyó conocer cien hombres. Lo quiso convencida de que Dios puede andar entre mortales, entregada hasta las uñas a los deseos y ocurrencias de un tipo que nunca llegó a quedarse y jamás entendió uno solo de todos los poemas que quiso leerle para explicar su amor. Un día, así como había llegado, se fue sin despedir siquiera. Y no hubo entonces  en la redonda inteligencia un solo atisbo capaz de entender lo que había pasado. Hipnotizada por un dolor, sin nombre ni destino, se volvió la más tonta de las tontas. Perderlo fue una pena larga como el insomnio, una vejez de siglos, el infierno.Por unos días de luz, por un indico, por los ojos de hierros y súplicas que le prestó una noche, ella enterró las ganas de estar viva y fue perdiendo el brillo de la piel, la fuerza de las piernas, la intensidad en la frente y las entrañas. Algo le sucedió a su termostato que, a pesar de andar hasta en el rayo de sol con abrigo y calcetines, tiritaba de frío como si viviera en el centro mismo del invierno. Se había vuelto un árbol seco, iba para donde la llevaban y en cuanto podía se dejaba caer en la cama como si hubiera trabajado 24 horas recogiendo algodón. Apenas podía caminar, y desde entonces no podía levantarse. Tampoco quería bañarse, ni caminar, ni hacer pipi. Una mañana no pudo siquiera abrir los ojos.
- ¡Está muerta! - oyó decir a su alrededor, y no encontró las fuerzas para negarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario